Tiene 14 años y está delicada de salud, pero como está muy bien cuidada va haciendo y aunque siempre tememos que no la volveremos a ver hace unos días nos "regaló" su presencia y su cariño.
Cuando la vimos aparecer a lo lejos al lado de su dueño, no podíamos creerlo, con su andar lento pero firme, elegante y correcto, como sólo ella sabe hacerlo.
Se acercó a nosotros y nos deleitó con sus muestras de alegría y su mirada de agradecimiento por las caricias que le dábamos y por el agua fresca que le pusimos.
Qué bonita es Ronda.
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